Un día me empecé a preguntar quién era. Esto me sumergió en un mar de dudas y luchas internas. Y un día mientras buscaba, buceaba dentro de mí, reapareciste tú, Sanaa.
Al inicio no quise verte, ni oír tu voz. Hasta qué esto me quitará el sueño y ya no pueda evitar nuestro encuentro. Entonces recordé. Que te dije que volvería cuando fuera mamá, para cuidarte.
Siento mucho lo que tardé en reaparecer, mi niña. Esta noche tengo ganas de hablar contigo, que nos hagamos compañía como antes. Tengo tantas cosas que contarte…
Pero miedo a la vez que me cuentes tú cómo estás, que me cuentes tu viaje. Las sacudidas, el llanto y las náuseas. Las cosas que duelen y no sabes cómo llevar que escondes desde hace tanto.
No se como será todo, si será como cuando te llevaba en la palma de la mano a todos sitios, cuando tú y yo éramos mejores amigas. Con tu pelo rubio y tus grandes ojos azules, cuando te llamaba mi gemela y hablaba de ti a todos.
Puede que cambie un poco, pero espero que te guste tu nueva casa, aquí tendrás más espacio. Podremos jugar y cantar bajo la lluvia y no te dejaré sola nunca más, esto lo prometo.
Bienvenida, Sanaa.
¿Estás dispuesto a salir de tu zona de confort? A hacerte preguntas que no te has hecho nunca ¿A cambiar tus gafas y modo de ver? Y sobre todo a tomar el PODER y una ACTITUD protagonista.
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